Un camionero tosco, de pelo amarillo flechúo por el sol, pantalones mostaza de poliesters, se relame los labios en un movimiento involuntario que le caminaba por el cuerpo. Busca en la cartelera de la escuela de comunicación social el horario de lo que será su destino, su futuro. Se le acerca otro hombre venido del barrio, trigueño, quien vence las distancias de no conocerse. "Veremos varias materias", le dijo. Volvieron a encontrarse en el aula 101. Más tarde, de dos amigos pasaron a tres: Ángel Alberto, Néstor Vielma y Josué Carrillo. Un trio de gordos frecuentadores de bares, con barro en las manos que La Universidad del Zulia no les hizo "el raro" y les recibió para hacerlos distintos, para formarlos como periodistas.
Iban a la Universidad en un camión volteo rojo. Al principio despertaba risas, luego, era el camión del Gordo, una cola fija hasta la salida de Humanidades si se te pesaba el bus.
Desde 1982 fue consolidandose la amistad. Los bares siguieron siendo los sitios ideales para estudiar: El Cartagena de Próspera Rincón en Las Tarabas y domde Elito en Amparo, frente de Enelven.
Carrillo en 1988 comenzó a ejercer la profesiíon en Critica como reportero de sucesos; Nèstor se fue a Valera en la misma fuente judicial para El Diario de Los Ándes, Morán le tocó ir a Yaracuy, a Tinaquillo donde aprendiò el oficio de un destado comunicador de nombre Eligio.
Néstor Vielma dejó la vida en La Lara Zulia un 29 de abril, hace 27 años. Morán pasó a Valera, luego a El Regional del Zulia para aterrizar en Panorama. En la Costa Oriental tuvo dos mentores, Ciro Contreras que le forjó las herramientas básicas para un estilo y Alexander Montilla que le metió malicia y ardides como reportero en las venas.
Para recordar a Alberto Morán están sus crónicas, sus cuentos y artículos de opinión en el comienzo de Noticiaaldia.com. La serie de Togûito, cuentos infantiles mostró un hombre de grandísima sensibilidad y sobrada ternura.
La amistad de Carrillo y Morán y Morán y Carrillo se purificó en un crisol de fuego con los años. Nunca fallaron uno al otro. Se hicieron viejos. Alberto superó un cáncer de garganta y un primer infarto, Carilllo tres veces estuvo a las puertas del Hades o del cielo, ha tenido sus dudas.
Cada viernes por décadas el encuentro de los dos amigos no podìa faltar. En esas tertulias vino este pacto, este juramento que, desde ayer ha cumplido. Nació escuchando uno de los vallenatos mas queridos por García Márquez, ese donde el pintor Jaime Molina y el poeta Rafael Escalona acuerdan: "si yo muero primero usted me hace un retrato y si usted muere primero, le compongo un son", ellos llegaron al acuerdo de escribirse una crónica sentida donde la pantalla la viésen tras una catarata de lágrimas.
Hoy se ha cumplido ese pacto con Ángel Alberto Morán, El Gordo. Aquì estas líneas donde Carrillo no hace mas que resumir cuanto ha querido al amigo leal cuya ausencia le dolerá siempre.
Josué Carrillo
Cargando ...
