La Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia (LUZ) está de luto, con profundo dolor y una inmensa gratitud, la comunidad académica, periodística y cultural de Maracaibo y el país despide hoy a la Dra. Ana Irene Méndez Peña, profesora e investigadora ejemplar, quien partió de este plano este 24 de noviembre.
Durante 25 años de magisterio incansable, la profesora Ana Irene no solo llenó las aulas de LUZ de conocimiento y rigor metodológico, sino que sembró en generaciones de estudiantes la semilla del pensamiento crítico, la responsabilidad ciudadana y, sobre todo, la ética innegociable que debe regir el oficio del comunicador social.
Homenaje a Ana Irene Méndez por Luz Neira Parra
Hoy nos reunimos para despedir a Ana Irene Méndez Peña, una mujer cuya presencia marcó vidas, abrió caminos y dejó una huella profunda en la comunicación, en la academia y, sobre todo, en el corazón de quienes la conocimos.
Ana Irene partió hoy, 24 de noviembre, rodeada del amor del cariño de su familia. Se fue en calma, con la serenidad que acompañó siempre su manera de estar en el mundo. Y aunque su ausencia duele, la gratitud por lo que fue y lo que dio se impone como una luz que no se apaga.
Durante 25 años, Ana Irene fue profesora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia . En esas aulas formó generaciones enteras, no solo como comunicadores, sino como ciudadanos críticos, responsables y conscientes del poder de la palabra. Enseñaba con rigor, sí, pero también con una ternura discreta, de esas que solo poseen los maestros verdaderos, los que no buscan reconocimiento sino propósito.
Su vida académica fue amplia y fecunda. Investigadora incansable, doctora en Ciencias Políticas, autora de textos indispensables sobre metodología y comunicación. Sus aportes fueron reconocidos con premios regionales y con el Premio Nacional de Periodismo, un honor que celebró con humildad, como todo en su vida.
Pero Ana Irene era más que una académica brillante: era también escritora. En sus relatos y cuentos se asomaba una sensibilidad íntima, una mirada que sabía captar lo humano en sus matices más delicados. Allí hablaba sin el peso del método; allí se dejaba sentir.
Quienes la conocimos sabemos que detrás de la profesora exigente había una mujer dulce, generosa, profundamente ética. Una guía. Una voz que invitaba a pensar, a cuestionar, a mirar con honestidad.
Hoy la despedimos, pero no la perdemos. Su memoria queda en sus libros, en sus clases, en sus investigaciones, en la manera en que enseñó a tantos a escribir, a investigar, a dudar. Queda, sobre todo, en las vidas que tocó con su presencia.
A su familia, a quienes la acompañaron hasta el último momento, queda el consuelo de saber que Ana Irene vivió una vida plena, entregada al conocimiento, a la enseñanza y al amor.
Que su descanso sea tan sereno como su voz.
Que su legado siga iluminando a quienes creen en la comunicación como un acto de verdad.
Gracias, Ana Irene.
Gracias por la vida enseñada, por la palabra cuidada y por la huella que queda Gracias Ana por tu hermosa amistad.
El acto velatorio se lleva a cabo en funerales del Norte, en la urbanización El Pilar en la avenida 12 entre calles 56 y 57 Qta Número 56-60 desde las 11:00 am hasta las 3:00 pm.
El servicio de cremación será en el crematorio Okinawa.
Noticia al Día/ Texto Luz Neira Parra