Sábado 07 de junio de 2025
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A 40 grados de calor, en Las Pulgas se oye "vendemos ruanas…"

Tener humor es tener actitud hacia la vida, hacia las dificultades, porque el buen humor y la risa flexibilizan la capacidad de pensar con más amplitud, generando reflexión productiva.

A 40 grados de calor, en Las Pulgas se oye
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¡Venga y compre, señora! ¡Pase, señora, no se "achicharre"! Venga, siéntese con confianza y tómese una panela con limón bien fría. Aquí tenemos desde "pantaloncitos calientes" hasta franelillas que le sirven para el viaje a La Puerta, en Trujillo. También tengo ruanas de distintos tamaños y colores "pal frío" que está haciendo, ofrecen con sarcasmo los buhoneros en el principal mercado de Maracaibo.

En otro punto se escucha, en el mercado más grande de la ciudad: “Le ofrecemos hasta guantes de boxeo si lo que busca es ponerse a pelear”, recomienda un vendedor de cremas y cosméticos. “Aquí está este negrito, señora, pa’ matar el calor”, ofrece el vendedor de café a los que andan buscando ser feliz. Y mientras, un joven de baja estatura, pelo ensortijado, dice tener las mejores cualidades físicas y grita al descender de un autobús en la avenida Libertador: “¡Aquí está el uno más uno, aquí está el uno más uno!”, ofreciendo un sobre con un polvo natural a razón de $2, que según su oferta “mata” de placer y alegría.

Esta es parte de la chispa que se siente y que hace que los compradores se “soplen” para tomar aire y preguntar por el costo de lo que buscan. Los venezolanos disfrutan que la mayoría de los visitantes no entienden el lenguaje jocoso con el que se expresan y que, en su mayoría, es una “jodedera” nata.

La jodedera aparece en el diccionario como sinónimo de bromear, molestar, fastidiar, jorobar, chinchar, jeringar. Así es el maracucho. Siempre se ha calificado a la mayoría de los habitantes de la capital zuliana como gente con muy buen humor, que son "jodedores" y hacen reír "al más pintao" con lo que se les ocurra ante cualquier situación.

Con solo acudir al casco central de la ciudad y entrar en el mundo de dicho mercado, con una temperatura de más de 40, "basta y sobra", como suelen decir los que aquí habitan cuando algo es más que suficiente. Se escuchan frases, chistes y expresiones maracuchas, conocidas por su humor y frescura, con palabras coloquiales: “esto es pa’ guapo, hermano”, “esto nada más lo resisto yo y el que va allá”, “¿a cómo tendrá el kilo de infierno el diablo?”.

La vida en Maracaibo, especialmente en sus mercados, es intrínsecamente ruidosa y llena de "chispa". Los maracuchos son reconocidos por su habla “bulliciosa, ocurrente y apasionada”, caracterizada por un dialecto tan distintivo que su origen es inmediatamente reconocible.

Esta identidad maracucha se encuentra profundamente entrelazada con un sentido del humor único, conocido popularmente como "la jodedera". Los maracuchos son, por naturaleza, "jodedores", dotados de una habilidad innata para provocar risas "al más pintao" con su ingenio y espontaneidad ante cualquier circunstancia.

Algunas expresiones comunes, incluyendo siempre como muletilla la conocida frase "¡Qué molleja!", o "¡Qué mondenga!" y "¡A la vaina!", y "¡A la verga!", que las usan para expresar sorpresa, admiración o indignación.

Los apodos son muy particulares por lo que significan y la manera de expresarlos que tienen. En este caso, a los compañeros buhoneros, vendedores y trabajadores del volante se les gritan entre sí, a todo pulmón, para llamar la atención: "marañita", "cara ’e perro", "jinete ’e gato", "toripollo", "peo ’e culebra", "pelo ’e coco", entre muchos otros que se escuchan.

“Cuchita” es un vendedor que fue barbero y quedó calvo con los años. “La Tongo”, una buhonera que cuando joven bailaba en bares y se movía al estilo Tongolele. A Marcial lo apodan “perro ’e quinta” porque nunca trabajó y era un mantenido; y ahora, viejo, se vio obligado a salir a buscar el pan porque quedó solo.

Otros apodos que se han escuchado en el casco central entre los comerciantes y que llaman la atención de los visitantes es el de un vendedor de hortalizas que lo llaman “gallina vieja”. Cuando se pregunta por qué ese apodo, dicen sus compañeros que cada vez que van a beber cuando termina la faena, “todos ponen para cancelar la caja de cerveza, menos él, que no pone, como las gallinas viejas”.

Entre risotadas se escuchan anécdotas y situaciones que cuentan a todo pulmón, y así pasan el caluroso día, mezclándose entre quienes acuden buscando economía y disfrutan del humor maracucho, con el que tratan de olvidar y no sentir la alta temperatura.

Humor, risa y bienestar

Para los psicólogos y especialistas, el humor y la risa producen una sensación de bienestar porque actúan como un estímulo en la realización personal y en la perspectiva de vida. El buen humor, en psicología, facilita la comunicación, permite relacionarse mejor, hace ver lo relativo de la realidad, comprender y dar significado a las experiencias.

El humor y la risa actúan como un mecanismo psicológico sofisticado para afrontar el intenso calor de Maracaibo. Especialistas respaldan que el buen humor reduce el estrés, mejora la comunicación y fomenta el bienestar, lo cual se alinea con las anécdotas de los maracuchos que utilizan la “jodedera” para sobrellevar las altas temperaturas, como la costumbre de beber café caliente para “regular el calor”.

Se puede denominar humor a un estímulo, a una respuesta o a una disposición de ánimo que puede ser habitual o también pasajera. Es considerado como una facultad de apreciar o manifestar el aspecto humorístico o cómico de algo o alguien y se dice que es como "la música de fondo" residente en la vida afectiva, en circunstancias sociales y cotidianas. El humor emerge casi de inmediato antes de la risa.

Hoy en día es considerado plenamente deseable y saludable. Para que resulte saludable tiene que ser, ante todo, respetuoso, permitir ver la realidad con cierto grado de crítica.

Para la psicología, el sentido del humor es un mecanismo psicológico muy sofisticado que permite aumentar la eficacia con la que nos enfrentamos las situaciones. Está ligado a la jovialidad y a la agudeza; en general, a la buena disposición personal para hacer las tareas.

El corazón de la ciudad

La llamada “Tierra del Sol Amada”, metrópolis venezolana, donde el calor no es solo una condición climática, sino una fuerza omnipresente que moldea la vida diaria de sus habitantes, con temperaturas que a menudo superan los 40 grados Celsius, convierte al clima extremo en un telón de fondo ineludible para cada interacción y actividad.

En el corazón de esta ciudad, el Mercado Las Pulgas emerge como un epicentro vibrante, un "punto neurálgico" que encapsula la esencia física, cultural y económica de Maracaibo. En este bullicioso espacio, cientos de comerciantes y decenas de miles de compradores convergen a diario, generando un ambiente de ebullición constante, donde la vida se desenvuelve con una energía particular.

Tener humor refuerza, provee resistencia a obstáculos y problemas, impulsa la iniciativa, la creatividad y mejora el aprendizaje, tonifica la autoestima, fomenta la comprensión, la comunicación y la tolerancia, y reduce la tensión, la ansiedad y el estrés.

Está ligado a la jovialidad y a la agudeza en general, a la buena disposición personal. El humor y la risa son excelentes mecanismos a los cuales podemos recurrir para establecer, mantener el bienestar o restablecer la salud.

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