Así como los caraqueños tienen su Cubo Negro en la urbanización Chuao donde funciona El Centro Banaven, los maracuchos tenemos otro que es un gimnasio donde, por cierto, nos hemos topado con un vigilante atorrante quien con ínfulas de sargento y envalentonado, pretendió sacarnos a golpes del recinto, aun cuando se le explicó que se trataba de una nota periodística que, en nada, dañaría la imagen del establecimiento.
Lo cierto del caso es que la edificación es muy buen gusto, a pesar del señor cuidador, que "voló la piedra" tal por órdenes de alguien con un pésimo manejo de las relaciones públicas y la prensa.
Dejemos a un lado lo sucedido con el señor – que en realidad cumplía con su trabajo aunque de manera indebida- para contarles un poco sobre El Cubo Negro caraqueño:
El Centro Banaven, conocido popularmente por todos los caraqueños como el Cubo Negro, es uno de los hitos arquitectónicos más emblemáticos de Caracas. Ubicado en la urbanización Chuao, este edificio es mucho más que una torre de oficinas; es una joya de la modernidad que fusiona de manera magistral la arquitectura internacional con el arte cinético venezolano.
Arquitectura de Clase Mundial
Diseñado a mediados de los años 70 por el renombrado arquitecto estadounidense Philip Johnson (ganador del primer Premio Pritzker) junto a John Burgee, y ejecutado por los arquitectos locales Enrique y Carlos Eduardo Gómez y Jorge Landi.
- Diseño: Se trata de un cubo casi perfecto recubierto íntegramente por paneles de cristal negro que reflejan el dinámico cielo de Caracas.
- Interior: El edificio sorprende por su "vacío" interior. Al entrar, te encuentras con un inmenso patio central iluminado por un tragaluz que crea un espacio monumental y solemne.
La "Capilla Sixtina" de la Modernidad
En el corazón del edificio se encuentra una de las integraciones de arte y arquitectura más famosas del mundo:
- Obra: "Volumen virtual suspendido" (también llamada popularmente "La Lluvia"), creada por el maestro del cinetismo Jesús Rafael Soto en 1979.
- Descripción: Está compuesta por miles de varillas de aluminio azul que cuelgan del techo, creando una experiencia inmersiva que cambia según te mueves por el vestíbulo. Es tal su importancia que algunos críticos, como la galerista Denise René, la han llamado la "Capilla Sixtina de la modernidad".
Lo que debió pasar
Si este gimnasio hubiese tenido un hombre, moderadamente, educado hubiese usado las palabras mágicas: por favor y tenga la bondad de retirarse porque no está permitido tomar fotografías. En cuando a quien le dio la orden, lo ideal era invitarnos a entrar para conocer las intenciones de la visita.
JC
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