Miércoles 08 de octubre de 2025
Al Dia

Eso fue ver mucha, pero, mucha gente bella y feliz: Explosión de alegría en la Plaza de la República

La masa era una marea de calor, una fogata hecha de gente

Eso fue ver mucha, pero, mucha gente bella y feliz: Explosión de alegría en la Plaza de la República
Eso fue ver mucha, pero, mucha gente bella y feliz: Explosion de alegría en Plaza República
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La noche prometía desde que cayó la tarde y el sol se escondió detrás del obelisco de Plaza de la República. Era el encendido de luces y el levantar del telón para iniciar la Navidad adelantada de este año.

En el cartel de estrellas estaban: Roberto González (Guarachero), Las Chicas del Can (Cuarta Generación), Alitasía, Roberto Antonio (Repotenciado e insuperable) y para cerrar Elder Dayan (hijo de Diomedes Díaz, "El Cacique de la Junta) quien se ganó las estrellas mostrando un espectáculo de calor, voz, emociones, fuego de buen vallenatero, en cuyas venas corre la sangre del mejor del planeta.

La emprendedora

De llegada encontramos a una joven mujer con sus pequeñas hijas ofreciendo el cuidado de autos y motocicletas. Un dolita y podía caminar con la cabeza tranquila porque el vehículo estaba en buenas manos. Esa señora llena de ganas, dispuesta a ganarse la vida se multiplicaba a cada paso. En la acera había ventas variadísimas.

En el interior de la plaza los agentes de seguridad velaban para que los vendedores no entorpecieran la vista de los asistentes hacia la tarima en cuyo frente como abejas en un panal una muy buena cantidad de personas se agolparon quedando atornilladas en sus espacios balando, saltando, coreando las canciones. En las aéreas verdes jugueteaban los niños, se sentaban a tomarse de la mano y besarse los enamorados.

La masa era una marea de calor, una fogata hecha de gente, cada quien sumaban emociones distintas y propias. No había edad para sentirse alegre. Niños, jovencitos, maduritos, mayores, estaban hipnotizados por el canto y la poesía.

Los fuegos artificiales iluminaron un cielo marabino cautivando miradas de admiración.

El desfile infinito de una ciudad

La caminería fue un desfile infinito. Era un circular perenne de familias, niñas, adolescentes, mujeres arrolladoramente hermosas. Se sumaban unas tras otra las Jenna Ortega, Selena Gómez, Anya Taylor-Joy, Scarlett Johansson, con ropas ajustadas, saten, negro de licra ceñidos a unos cuerpos perfectos. Pantalones jeans anchos y ajustados a la cintura al borde de caerse, mostrando vientres y ombligos adornados con pircing.

En aquel incesante aparecer de mujeres adorables vimos cinco embarazadas: cuatro tomadas de la mano por amorosos esposos, consentidas y mimadas; la quinta era una casi-niña de pantalón negro, una blusa como corpiño, la barriguita de iguanita, estaba sola la niña-mamá.

Dos mujeres rompieron el molde. Una de pantalones jeans cortos ajustados, un derroche de curvas, de firmeza, llevaba un niño y dejó botadas a muchas más jóvenes. Una segunda dama caminó altiva como si sus pasos removieran todo, vestía un pantalón corto rojo, la acompañaba una diosa en negro ceñido, en la mejor edad de una mujeres, cabello largo y negro negro, ojos atigrados y un caminar de Dios y padre nuestro.

Los Peaky Blinders

De los chicos diremos que andaban en manadas, en patotas, pandillas, muchachos en la flor de la juventud, derrochando físico, cortes cada cual más sorprendente. Las gorritas al estilo Thomas "Tommy" Shelby, el astuto y ambicioso líder de la banda, interpretado por el actor Cillian Murphy de Peaky Blinders.

Pocos con vicios, se veían limpios, brillantes, con un mundo rendido a sus pies. Los había humildes, chicos de barriadas, clase media venidos de los apartamentos mejor situados en 5 de julio.

¡Profesor!

Recostado a la acera, un hombre estaba de un solitario conmovedor. Una mujer de grandes ojos, no muy alta, una corona de luces que se vendieron esa noche como arroz, se lo encontró de frente.

-¡Profesor!, dijo, el tipo la miró, tratando de encontrar ese rostro en el recuerdo.

-Mami, el fue mi profesor de tesis, le dijo a la una señora con mirada de ovejita, pero, avispa.

– Ay que bueno, bueno, profesor se la voy a dejar porque ella quiere estar hasta el final y a mi me está matando el sueño.

Profesor y alumna recorrieron cada rincón de la plaza. La tarima vibró con Roberto González, Las Chicas del Can, Roberto Antonio arrancó a capella para poner en la mesa que ahora es cuando hay cantante, voz y energía para saltar.

El animador apostó a generar un suspenso con Elder Dayan en el sentido de afincar la idea de que el vallenatero estaba soltero y venía a Maracaibo dispuesto a encontrar novia. Los mensajes bien dirigidos a las femeninas a quienes animaba a romper los cinturones, las ataduras y dieran libertad a sus ganas y deseos. El querer ver a Dayan fue creciendo, se apagó la pantalla, subieron los músicos, apareció el acordeón, la caja, el güiro, una música pegajosa.

El hijo de Diomedes inició con "Caricias nuevas", aquello fue miel, las personas dejaron aquello que les entretenía para concentrarse frente a la tarima.

El profesor no hallaba, no atinaba dónde y cuando había sido instructor de tesis de una mujer quien, por sus años, parecía no tener desmayo, era una energía absorbente y envolvente.

– Esto lo vivió un gran escritor, dijo en tono de educador real.

– Si, cuéntame, se acerca, le habla soltando un vapor de noche.

– Ernest Heminguay en Paris es una fiesta, lo vivió.

Pasada la media noche, llegó la hora de la verdad.

– Usted no fue mi profesor de nada, pero, no tenía escapatoria y supe que me seguiría el juego. La acercó a su cuerpo con tanta hambre de caricias, de besos. Lo besó para perderse en la 5 de Julio en su autito japonés.

Así fue el encendido. Así de hermoso, de belleza y gente feliz. Gracias al gobernador Luis Caldera y al alcalde Di Martino.

JC

Noticia al Día

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