En medio de las tradiciones navideñas venezolanas, un plato ha comenzado a llamar la atención por su audacia y sabor: la hallaca de mariscos. Considerada por muchos como una variante atrevida de la receta clásica, esta preparación combina el espíritu festivo con el gusto caribeño.
La propuesta mantiene la esencia de la hallaca tradicional, con su masa de maíz teñida de onoto, pero sustituye el guiso de carnes por una mezcla marina que incluye camarones, calamares, mejillones y pescado, sazonados con ají dulce, ajo y vino. Todo ello envuelto en la tradicional hoja de plátano y cocido en agua hirviendo, lo que le otorga un aroma y textura únicos.
Aunque no es la versión más común en los hogares venezolanos, la hallaca de mariscos ha ganado espacio en mesas familiares y restaurantes que buscan innovar sin perder la identidad cultural. Para algunos, representa un deleite gourmet; para otros, un experimento arriesgado que rompe con la tradición de los tres tipos de carne.
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