La interacción pública entre Elon Musk y Donald Trump se remonta a finales de 2016. Como presidente electo, Trump buscaba integrar a líderes empresariales y tecnológicos en su futura administración para obtener asesoramiento. Fue así como, en diciembre de 2016, se anunció que Elon Musk se uniría al Foro Estratégico y Político de Trump, un selecto grupo de ejecutivos encargados de aconsejar al presidente en asuntos económicos.
Elon Reeve Musk, nacido en Pretoria, Sudáfrica, en 1971, personifica al emprendedor futurista. Su ascenso comenzó tras emigrar a Canadá y luego a Estados Unidos, donde estudió Física y Economía en la Universidad de Pensilvania. Su fortuna inicial la amasó con la venta de Zip2 y, posteriormente, con X.com, que evolucionaría a PayPal, vendida a eBay en 2002 por 1.500 millones de dólares. Con ese capital, Musk no se retiró, sino que se lanzó a materializar sus visiones más ambiciosas.
En 2002, fundó SpaceX con el objetivo de revolucionar los viajes espaciales y hacer la vida multiplanetaria. Sus logros, como los cohetes reutilizables y los contratos con la NASA, transformaron la industria aeroespacial. Le siguió Tesla, Inc., fundada en 2003, con la misión de impulsar la transición mundial hacia la energía sostenible a través de vehículos eléctricos, baterías y soluciones solares.
Musk también formó parte del Consejo Asesor Presidencial de Manufactura. Su participación inicial fue puramente formal, en un rol de asesoría gubernamental, donde se reunió con Trump y otros líderes en la Casa Blanca.
Por su parte, Donald John Trump forjó su imperio en el sector inmobiliario antes de convertirse en figura mediática y, eventualmente, presidente de Estados Unidos. Heredó y expandió los negocios de su padre, construyendo un emporio de rascacielos, hoteles, casinos y campos de golf.
Su fama trascendió los negocios con el reality show The Apprentice (El Aprendiz), donde su frase "¡Estás despedido!" se volvió icónica. Esta plataforma mediática le permitió cultivar una imagen de empresario exitoso y decisivo, allanando el camino para su incursión en la política.
Tras años de especulaciones, Trump lanzó su campaña presidencial en 2015 con un mensaje populista y nacionalista, centrado en "America First". Contra todo pronóstico, ganó las elecciones de 2016, asumiendo la presidencia en 2017.
Relación caótica
La colaboración de Musk con la administración Trump, sin embargo, duró poco. El punto de quiebre fundamental llegó en junio de 2017, cuando Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Elon Musk, un acérrimo defensor de la energía sostenible, reaccionó de inmediato. Públicamente, anunció su renuncia a ambos consejos asesores, declarando: "El cambio climático es real" y "abandonar París no es bueno para América ni para el mundo". Esta acción marcó un claro distanciamiento público.
A pesar de esta ruptura, una de las mayores áreas de convergencia y fricción ha sido la plataforma X, antes conocida como Twitter. Trump fue un usuario prolífico de Twitter durante su presidencia, y tras el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, su cuenta fue suspendida permanentemente, una decisión que él condenó.
Cuando Elon Musk adquirió Twitter en 2022 bajo la premisa de ser un "absolutista de la libertad de expresión", una de sus primeras decisiones controvertidas fue la reinstalación de la cuenta de Donald Trump. Aunque Trump ha preferido en gran medida seguir usando su propia red social, Truth Social, Musk ha criticado consistentemente lo que considera "censura excesiva" en las plataformas, una postura que a menudo resuena con las quejas de Trump sobre las "grandes tecnológicas".
A lo largo de los años, las críticas han sido mutuas. Trump ha cuestionado el desempeño de Tesla o la gestión de X por parte de Musk, mientras que Musk, aunque defendiendo la libertad de expresión para Trump, no ha dudado en criticar políticas específicas de este último que considera contraproducentes para el avance tecnológico o la sostenibilidad global.
Controversias en pleno 2025
El año 2025 comenzó con un aparente acercamiento entre Musk y la administración Trump. A principios de año, Elon Musk asumió un rol más formal, liderando o involucrándose en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa clave de Trump para reducir el gasto y la burocracia. Se le veía con frecuencia en la Casa Blanca, participando en reuniones de gabinete e incluso viajando en el Air Force One.
Durante este periodo, los elogios mutuos fueron constantes. Trump se refirió a Musk como "uno de los más grandes líderes empresariales e innovadores del mundo" y agradeció su "sacrificio" al trabajar para el gobierno. Musk, por su parte, llegó a publicar en X que "ama a @realDonaldTrump tanto como un hombre heterosexual puede amar a otro hombre", una declaración más provocadora que una confesión de afecto.
Musk consolidó su posición como el mayor donante político republicano, invirtiendo cerca de 300 millones de dólares en apoyo a Trump y otras causas conservadoras en las elecciones de 2024. Su presencia en Mar-a-Lago la noche de las elecciones y en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en febrero de 2025 subrayaba este acercamiento.
Sin embargo, el mes de junio de 2025 ha sido testigo de un giro dramático y una abierta y acalorada disputa que transformó esta relación de conveniencia en una confrontación pública.
El detonante fue la crítica mordaz de Elon Musk a un importante proyecto de ley de presupuesto de la administración Trump, al que calificó de "abominación asquerosa" y "montaña de derroche asqueroso". Musk argumentó que la ley, con sus recortes de impuestos, aumentaría irresponsablemente el déficit federal en 2,4 billones de dólares en una década, socavando su propio trabajo en DOGE. También lamentó que se recortaran los incentivos para vehículos eléctricos y energía solar, mientras se mantenían los subsidios a los combustibles fósiles.
La respuesta de Donald Trump no se hizo esperar. En comentarios públicos y en Truth Social, expresó su "gran decepción" con Musk, afirmando que había "agotado su bienvenida" y que él mismo le había "pedido que se fuera" de la administración. Trump insinuó que el enojo de Musk se debía a la eliminación de incentivos para vehículos eléctricos que, según él, solo beneficiaban a Tesla. La tensión escaló cuando Trump sugirió que la forma más sencilla de "ahorrar miles de millones de dólares en el presupuesto" sería "terminar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon" con empresas como SpaceX y Tesla.
"Sin mí, Trump habría perdido la elección", afirmó Musk en X. En un momento controvertido, insinuó, sin aportar pruebas, que el nombre de Trump aparecía en archivos relacionados con Jeffrey Epstein, el financiero convicto por tráfico sexual, sugiriendo que el gobierno ocultaba información. Incluso llegó a responder a una publicación que sugería el "impeachment" de Trump con un rotundo "Sí".
La situación actual es de una importante y pública disputa entre los dos. Se ha reportado que la Casa Blanca ha programado una llamada entre Trump y Musk en un intento por calmar las tensiones, reconociendo la inmensa influencia de Musk en la industria y el posible impacto de una disputa prolongada. La prensa ha calificado este episodio como una "espectacular ruptura" y un "enfrentamiento que se ha vuelto personal".
En definitiva, la interacción entre Elon Musk y Donald Trump es un vívido reflejo de la compleja intersección entre el poder tecnológico, el poder económico y el poder político en el siglo XXI. No es una historia de amistad, sino de dos personalidades gigantescas que, cada una a su manera, moldean el discurso público y las políticas globales. Sus interacciones, marcadas por momentos de colaboración y por profundos desacuerdos, continuarán siendo observadas de cerca, pues ambos ejercen una influencia considerable en el futuro de Estados Unidos y del mundo.
Noticia al Día / Pasante / Genassir León
