Este viernes, Estados Unidos llevó a cabo una serie de ataques en Siria, dirigidos a varios objetivos asociados con ISIS, en respuesta a un reciente ataque que resultó en la muerte de dos soldados estadounidenses.
La operación, denominada “Hawkeye” en honor a los soldados fallecidos, se centró en destruir infraestructura y depósitos de armas vinculados al grupo terrorista en distintas regiones de Siria.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, describió los ataques como una “declaración de venganza”, enfatizando que no se trataba del inicio de una guerra, sino de una acción decisiva para proteger a las fuerzas estadounidenses.
Desde el ataque del 13 de diciembre, en el que también murió un intérprete civil, se han llevado a cabo múltiples operaciones que han resultado en la muerte o captura de alrededor de 23 individuos.
A pesar de las afirmaciones del gobierno de Trump sobre la conexión de ISIS con el ataque, el Ministerio del Interior de Siria ha indicado que el atacante era parte de su servicio de Seguridad Interna, lo que ha generado confusión sobre los vínculos del agresor con el grupo terrorista.
Los soldados caídos han sido identificados como el sargento Edgar Brian Torres Tovar y el sargento William Nathaniel Howard, ambos de Iowa, quienes pertenecían a la Guardia Nacional de Iowa.
La operación también contó con la participación de aliados como Jordania, y se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio para debilitar a ISIS en la región, donde aún permanecen cientos de soldados estadounidenses.
La Guardia Nacional de Iowa ha expresado su apoyo a las familias de los soldados afectados, destacando la unidad y el compromiso de la comunidad en este momento difícil.
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