Este martes 13 se conoció el lamentable fallecimiento del José "Pepe" Mujica, a sus 89 años, reconocido por ser el presidente más austero y quien vivió durante su mandato en su casa de campo a las afueras de Montevideo, Uruaguay.
Tras su partida física, el mundo revive su historia y vuelve a surgir la pregunta sobre el pasado del expresidente, en especial su periodo como preso.
Más de una década en prisión
En total, José Mujica estuvo 13 años en prisión, y podrían haber sido más de no haberse fugado en dos ocasiones antes de su último arresto.
Su encierro más extenso fue entre 1972 y 1985, años en los que estuvo bajo custodia militar en calidad de “rehén” junto a otros ocho miembros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, del cual fue uno de los principales líderes.

Durante ese tiempo, el gobierno advirtió que serían ejecutados si el grupo guerrillero retomaba las armas. Mujica pasó largos periodos en aislamiento, sin acceso a libros, luz solar o contacto humano regular, lo que deterioró su salud física y mental.
¿Por qué fue detenido?
Tupamaros, un movimiento guerrillero urbano que surgió en los años 60 como respuesta a la crisis económica y la represión estatal en Uruguay.
El grupo protagonizó asaltos, secuestros y tomas simbólicas con fines políticos, lo que llevó al gobierno de la época a catalogarlos como una amenaza a la seguridad nacional.
Fue arrestado por primera vez en 1970, escapó, fue recapturado en 1971, volvió a escapar, y finalmente capturado de forma definitiva en 1972. Desde ese año permaneció bajo custodia militar hasta la restauración de la democracia en 1985.
“Estar seis meses atado con alambre con las manos en la espalda; irme de cuerpo por no poder aguantar en un camión y estar (ahí) dos días o tres; estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco, con una taza de agua y un pañuelo”, dijo en un discurso de despedida ante el Senado en 2020.
Mujica es recordado por sus frases y su mensaje constante de reflexión sobre el consumo, la libertad y el poder. Su historia personal, marcada por el encierro y la resistencia, se convirtió en parte fundamental de su identidad política.
En noviembre de 2024, en una entrevista a la agencia EFE dio un mensaje a los jóvenes recordando el periodo en que estuvo en la cárcel: "La vida ha sido generosa conmigo, me pegó cada mamporro que Dios me libre. Siete años sin libros y en una pieza como esta o más chica. Y salí vivo y llegué a presidente. Qué más puedo esperar (…) Tengo que dar gracias a la vida. Y el consejo para los jóvenes es que no se achiquen".
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