Lunes 20 de octubre de 2025
Al Dia

Este es el video del tema "Corona Templo y Devoción" que Ricardo Portillo escribió a la Chinita

Pocos alcanzan la profundidad lírica y devocional de “Corona, Templo y Devoción”, compuesta e interpretada por el maestro Ricardo Portillo

Este es el video del tema
Ricardo Portillo cumple 82 años este 16 de octubre. Foto: RRSS
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La gaita zuliana ha legado verdaderos tesoros musicales, pero pocos alcanzan la profundidad lírica y devocional de “Corona, Templo y Devoción”, compuesta e interpretada por el maestro Ricardo Portillo.

Este tema, cuyo video o audio sigue resuena en plataformas digitales y en la radio venezolana, trasciende el género navideño para convertirse en un homenaje épico a la Virgen de Chiquinquirá, Patrona del estado Zulia, conocida afectuosamente como “La Chinita”.

De acuerdo a Napoleón “Tito” Sánchez Marín ,el título mismo “Corona, Templo y Devoción”, es la clave teológica y poética de la obra, resumiendo los tres pilares del culto mariano en la región:

Corona: El símbolo de realeza y el reconocimiento del pueblo a María como su Reina.

Templo: La Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Maracaibo, el corazón espiritual del zuliano.

Devoción: La fe inquebrantable del pueblo, expresada en promesas, peregrinaciones y la música misma.


La maestría de Portillo reside en tejer datos históricos y teológicos con un lenguaje sublime, transformando la gaita en un acto de fe.

  1. El Introito: La bendición del pueblo mariano
    El tema arranca con un tono sagrado y épico: "Una cascada de bendiciones / le concedió el Todopoderoso, / al marianismo pueblo glorioso…". Portillo no solo establece un ambiente de gracia, sino que exalta la identidad colectiva del zuliano como un "pueblo glorioso" por su consagración a la Virgen.
  2. Décima-Danza: Memoria y milagro fundacional
    El cuerpo central de la gaita evoca el evento histórico clave: la Coronación Canónica del 18 de noviembre de 1942. Portillo canta: "Sucedió en el cuarenta y dos… / En el estadio ‘La Ciega’…", narrando cómo la imagen fue llevada al antiguo estadio, conocido como “Campo de la Coronación”. El autor vincula la fe con la memoria al mencionar a Monseñor Olegario Villalobos (impulsor de la coronación) y a Monseñor Marcos Sergio Godoy (quien ofició la ceremonia), reforzando la identidad zuliana como "pueblo elegido".
  3. La Corona: Orfebrería y confesión de fe
    La gaita dedica estrofas a la pieza central: la corona. Se menciona al orfebre, el austríaco Albert Bischoff, y se detalla su composición, destacando las 169 piezas preciosas, el oro y las piedras finas. Esto no es mero lujo; como bien señala el análisis, es la entrega de lo mejor que el pueblo posee.

El estribillo eleva esta ofrenda a un nivel universal: "Es la corona más grande / de oro y de mayor peso, / que se ha ofrendado a la Madre / en el mariano universo.". El "peso" alude tanto a los 10 kilogramos (8 de ellos de oro puro) como al peso espiritual de la fe colectiva. Portillo la convierte en una "obra teológica en oro", un documento de fe en sí misma.

  1. El homenaje final: La gaita como promesa cumplida
    El cierre, con el emotivo pasaje hablado, le da un toque íntimo y comunitario. Portillo se confiesa como "devoto que cumple una promesa" al haber compuesto la gaita. La mención del “Templo Gaitero de Sonofuturo” y sus músicos (Edwin Pulgar, Gustavo Luengo y Luis Rojas) subraya que "la gaita es también un acto de culto".

La frase final —“Seguiremos cantándote, María”— sella la obra como un voto de eterna devoción, consolidando la intención del autor: unir fe, identidad y memoria.

Conclusión: Más que una gaita, un poema devocional


Bajo la firma de Napoleón “Tito” Sánchez Marín, el análisis concluye que “Corona, Templo y Devoción” es mucho más que un tema navideño. Es un "poema devocional", un "documento histórico en verso" y una "declaración de amor filial".

Ricardo Portillo logra fusionar lo popular y lo sagrado, elevando la gaita a la categoría de himno, no solo para celebrar una corona de oro, sino para rendir tributo a “la corona invisible de la fe colectiva” que el zuliano lleva en el alma. La vigencia de su video/audio es un testimonio de la atemporalidad de esta joya musical.

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