Hace casi 30 años existió un lugar en Maracaibo que por mucho tiempo fue el punto de encuentro de cientos de personas que los fines de semana, buscaban algo diferente por las noches para socializar, bailar y pasarla bien, con la vista a un paisaje que no lo tenía ningún otro sitio nocturno en la ciudad.
Allí, a los dueños no les importaba como fuera vestida la gente, si entraban gays, heteros o bisexuales (los elles no existían), solo estaban pendientes de que cada quien pagara su entrada, de cobrar cada trago y que no hubiese pleitos. La gente que iba en grupos se contactaba por Cantv, por Hotmail o por el añorado Messenger, pues la telefonía celular apenas estaba creciendo en el país.
Estaba en la zona norte, dentro del populoso poblado de Santa Rosa de Agua y se llamaba palafito “El Sitio”. De día y entre semana, era un restaurante de comidas criollas con una clientela bien establecida, pero los viernes y sábados por la noche lo convertían en una discoteca alternativa, única en su estilo por las fiestas “Overwater” que ofrecía, a veces, hasta las cinco de la mañana. Muchas, fueron amenizadas por reconocidos Dj´s de la escena rave marabina a finales de los años 90.
Para llegar al “Sitio” había que tomar la avenida Milagro Norte y luego cruzar en la primera entrada al caserío, hasta llegar a una cancha de baloncesto que aún está funcionando. En ese punto se doblaba a la derecha y a unos 300 metros, los carros alineados a un costado de la vía llevaban directo a la puerta del gran estacionamiento, completamente lleno si se llegaba después de las diez de la noche.
En la puerta estaba Inés
La música a todo volumen, indicaba que la velada prometía. Cobrando en la entrada estuvo algún tiempo con su característico cabello rojo y su tez blanca resplandeciente la locutora, animadora y presentadora Inés Lugo, conductora en ese entonces del programa “El Vuelo de la Lechuza” que transmitían por la emisora 93.5. Con el pase que valía entre mil y mil 500 bolívares, daba dos cervezas o una "Cuba Libre".
Ella fue una de las personas que ideó y propuso a los dueños del palafito hacer fiestas alternativas los fines de semana, dando esta dinámica muy buenos resultados y una excelente opción para quienes buscaban conocer un espacio distinto, con el plus de estar al aire libre, retirado del bullicio que hay en la ciudad. Hasta 200 personas podía congregar una fiesta “Overwater” solo los viernes. Los Amaneceres de Feria, fiestas de Haloween o de Carnaval reunían hasta 350 almas si "la voz" se corría lo suficiente.
Nadie miraba a nadie
A los “Palafos” iba gente de todo tipo, desde los más harapientos hasta los más elegantes, pero nadie miraba a nadie pues la energía que imperaba en el lugar lograba aplacar cualquier complejo o prejuicio. Era frecuente ver rastafaris, ravers, rockeros, intelectuales, actores, artistas plásticos, músicos, turistas y estudiantes extranjeros que venían a la ciudad por intercambio procedentes de Europa y EE.UU.
El piso de la pista de baile que era un gran bohío, literalmente, temblaba cuando la gente brincaba al ritmo del ska de Desorden Público, “Confesión” de King Changó o el tan sonado “Ponerte en Cuatro” de los Amigos Invisibles, dando la sensación de que podía derrumbarse, generando un clímax de euforia y celebración. Más de un borracho cayó al agua y las mujeres eran privilegiadas por el baño que tenían, pues los hombres orinaban en una letrina que estaba sobre el Lago.
No todo el mundo podía ir
Sin embargo, no todo el mundo podía o tenía la oportunidad de ir al "Sitio" por lo dificultoso y peligroso que era llegar. Había que ir en carro particular porque en esa época, muy pocos taxistas se atrevían a meterse en Santa Rosa por la delincuencia que imperaba en la zona. Muchos de sus clientes habituales experimentaron un miedo al principio que después se disipó, pues en "Los Palafos" nunca hubo un suceso o eventualidad que lamentar.
Durante la época de “El Sitio” hubo otros lugares en Maracaibo como "Malanga No" y la añorada "Savanna", (ambas en la 72), el pool "Recorcholis" en la 78 (Dr. Portillo) y "Candy´s" Bar en la 76, que congregaban el mismo público, pero, aunque estaban en zonas céntricas en la ciudad, no tenían el atractivo de estar en una rumba dentro de un palafito en el Lago. Por eso, el que iba por primera vez a las fiestas “Overwater” en Santa Rosa de Agua, siempre repetía la experiencia.
Con la llegada del nuevo milenio, los organizadores de estos eventos nocturnos se concentraron en otros planes y poco a poco las fiestas dejaron de realizarse hasta la última que fue en el año 2002. En la actualidad, el área costera donde estaba ese mágico palafito ya no luce como en 1.997, pues fue demolida y reconstruida con muelles y almacenes para la pesquería artesanal.
Por más de cinco años “El Sitio” congregó un movimiento cultural que llegó a unificar a todos sus protagonistas, atrayendo a miles de jóvenes y a toda persona que estuviera de alguna manera relacionada con el arte, transformándose de un simple restaurante al mejor punto de encuentro de la bohemia marabina que buscaba disfrutar de los placeres nocturnos en el mejor "pub" de la ciudad.








Noticia al Día / José Gregorio Flores