Sábado 31 de mayo de 2025
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La sopa de costilla, el pollo frito y beefsteak con arroz y puré eran el alma del almuerzo familiar en el Zulia hace 140 años

El huevo con tajadas no faltaba. Hoy sigue siendo una delicia…

La sopa de costilla, el pollo frito y beefsteak con arroz y puré eran el alma del almuerzo familiar en el Zulia hace 140 años
Composición NAD: Fotos de internet
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La mesa zuliana ha sido, desde tiempos remotos, un crisol de tradiciones y mestizaje. En las páginas de Vida alemana en la lejanía (1883), la alemana Elisabeth Gross, quien hizo vida en el Zulia, describió con precisión el festín diario de la época, donde el sancocho o la sopa reinaba como el plato esencial. Este caldo generoso, hecho con carnes y tubérculos como yuca y auyama, era el alma de cada almuerzo familiar, acompañado por delicias típicas que, hoy, siguen marcando nuestra identidad.

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El guardián de las memorias Zulia una Historia nos ilustra de conocimiento: Las mañanas en el siglo XIX comenzaban con el infaltable café con leche de cabra, endulzado con miel de abeja o papelón, acompañado de pan, mantequilla y queso. Un desayuno sustancioso que preparaba a los zulianos para la jornada, sin grandes excesos pero con el suficiente aporte energético para enfrentar el día.

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El almuerzo estaba marcado por la abundancia y la tradición. Además del sancocho, también se disfrutaba de pescado con mantequilla y papas, beefsteaks con arroz, puré de papas y verduras. Un plato muy apreciado era el de huevos con plátano frito, una combinación de sabores que aún pervive en la mesa zuliana.

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Los mariscos eran comunes en la dieta, pero los chipichipi y los camarones eran considerados alimentos típicos de los pueblos indígenas, reflejando la diversidad cultural en el consumo de productos del mar.

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La sobremesa estaba llena de dulzura con postres tradicionales que aún hoy nos conectan con nuestras raíces: conservas de coco y guayaba, el manjar blanco y el majarete, todos ejemplos de la fusión gastronómica de la región, mezclando ingredientes autóctonos con influencias llegadas de otras latitudes.

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Elisabeth Gross, una ciudadana alemana que vivió en Maracaibo entre 1883 y 1896, documentó en sus escritos la vida cotidiana de la ciudad. Dejó testimonio de sus experiencias y observaciones sobre la cultura zuliana, incluyendo la gastronomía que marcó su estancia.

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Cada uno de estos platos, más que simple alimento, es una pieza de nuestra historia y una muestra de cómo la identidad zuliana se construye a fuego lento, entre aromas y sabores que han sobrevivido generaciones.

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