Un domingo caluroso, la feligresía de Maracaibo se congregó en masa frente al sagrado templo, sus miradas recorriendo cada detalle, de arriba abajo y a los lados. La Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, conocida cariñosamente como "La Chinita", resplandecía en todo su esplendor, renovada por los recientes trabajos de restauración con el apoyo del gobierno nacional, que realzaron su ya imponente belleza después de concluídos los trabajos hace una semana y desaparecieron los andamios.


Magia espiritual y majestuosidad

En el interior de este lugar sagrado para los zulianos, una magia espiritual envuelve a los creyentes en Dios y la Virgen María. La espectacular arquitectura de la Basílica, ahora refaccionada, revela su hermosura desde las alturas, donde los frescos iluminados proyectan un tono celestial. El santuario, las cúpulas, las bóvedas, las tres naves, las torres y el altar mayor, que alberga la reliquia de la venerada patrona, La Chinita, lucen con una majestuosidad que evoca la grandeza de los templos más renombrados del mundo.

Tanto en su interior como en su exterior, la edificación se muestra imponente, radiante y hermosa. Sin duda, será fuente de inspiración para los poetas gaiteros quienes como en otras ocasiones posiblemente le rindan tributo en versos. Su arquitectura, una armoniosa combinación de estilos neoclásico y elementos barrocos, junto con su rica historia y profundo significado religioso, la consolidan como un referente ineludible de la fe y la cultura zuliana.

Símbolo de identidad y destino turístico
Ubicada en el corazón de Maracaibo, la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá es un símbolo de la identidad zuliana y un importante destino turístico. Su arquitectura, que fusiona elementos neoclásicos —como columnas, frontones y cúpulas— con detalles barrocos, crea un estilo único que cautiva a los visitantes.

Este recinto religioso, declarado Monumento Histórico Nacional en 1960 por su invaluable valor arquitectónico y patrimonial, recibe anualmente la peregrinación de miles de fieles de Venezuela y de otras partes del mundo. La afluencia se intensifica especialmente durante las festividades en honor a la Virgen de la Chinita, cuya historia está profundamente arraigada en la fe y la devoción del pueblo.

Aunque su estructura y tamaño son considerablemente menores que los de las basílicas más famosas del mundo, la Basílica de La Chinita recoge el mismo sentir de la feligresía católica, demostrando que la fe no conoce dimensiones. Los artistas y equipos involucrados en la obra lograron no solo embellecer, sino también preservar este emblemático templo, que es un faro de fe y devoción para todos los zulianos.
Una restauración para el futuro

Las obras de restauración iniciadas el año pasado han resaltado la belleza del templo y potenciado su proyección como destino turístico religioso. Según información proporcionada por la propia iglesia, los trabajos más recientes incluyeron la instalación de más de 100 reflectores, 300 metros de cable, 225 bombillos tubulares, 160 bombillos tipo LED, 90 luminarias de alumbrado público, así como breakers y cajas de control.

Estas mejoras han permitido una iluminación óptima en las escalinatas de la plazoleta, las áreas internas y las adyacencias del santuario.

Destaca el trabajo de los artistas encargados de la última fase, que abarcó la pintura de cúpulas y bóvedas, así como la revitalización de paredes, fachadas, campanarios y puertas. Además, se rehabilitaron las áreas verdes adyacentes, complementando la majestuosidad del conjunto.



Noticia al Día – Fotos: Javier Sánchez