Maracaibo, la capital zuliana alberga dos árboles monumentales que, a pesar de sus orígenes y naturalezas distintas, comparten un destino común: ser mudos testigos de la evolución de la ciudad y símbolos vivos de su pasado.
Se trata del imponente Baobab y el emblemático Matapalo, ambos con historias que se entrelazan con la vida y el pulso de Maracaibo.

El Baobab es un gigante africano conocido popularmente como "el baobab", este árbol es en realidad un ejemplar de la especie Adansonia digitata.
Aunque no es nativo de Venezuela, fue introducido y logró establecerse en la región, convirtiéndose en una de las atracciones principales del Jardín Botánico de Maracaibo, donde se alza majestuoso y es considerado un símbolo emblemático.
Este árbol es mundialmente famoso por su gran tamaño y extraordinaria longevidad, con ejemplares que pueden vivir entre 1.000 y 2.500 años, e incluso más.
Esta capacidad de supervivencia en condiciones áridas, gracias a su habilidad para almacenar agua en el tronco, les ha otorgado un profundo simbolismo de resistencia y adaptación. En África, su continente de origen, están profundamente arraigados en mitos y leyendas locales.

Estudios de ADN recientes resolvieron el misterio de su origen, revelando que los baobabs surgieron por primera vez en Madagascar hace 21 millones de años. Posteriormente, sus semillas fueron transportadas por las corrientes oceánicas hasta Australia y África continental, evolucionando en diversas especies.
Sin embargo, los científicos han alertado sobre los problemas de mortalidad que enfrentan en algunas regiones, posiblemente debido a cambios ambientales y han solicitado mayores esfuerzos para su conservación, pues creen que podrían estar más cerca de la extinción de lo que se pensaba.
El Matapalo un guardián arraigado
El Matapalo es una planta trepadora, más que un árbol en sí mismo, conocida en Maracaibo por su singular forma de crecimiento: abraza a otros árboles hasta envolverlos y eventualmente ahogarlos con sus raíces. A pesar de este comportamiento que le da su particular nombre también es capaz de ofrecer refugio a diversas especies.

En Maracaibo, un matapalo específico, ubicado entre la plazoleta de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá y el Hospital del mismo nombre, se erige como un símbolo histórico de la ciudad.
Este gigante de la naturaleza fue testigo del desarrollo urbano y la vida social del icónico barrio El Saladillo. Representa un vínculo directo con el pasado de la ciudad, evocando a personajes y eventos importantes.
Se encuentra en lo que solía ser el patio de la casa del profesor Luis Arrieta Acosta, y desde allí ha sido un observador silencioso de la evolución de la capital zuliana.
Existen varias especies de matapalo, como el Ficus benjamina, que puede alcanzar hasta 25 metros de altura y ha sido utilizado en la medicina tradicional para tratar heridas y otras dolencias.
La profunda conexión del matapalo con la identidad marabina fue inmortalizada en los versos de un poeta popular que, en una gaita, expresó:
"Viejo matapalo no te vais a morir vos porque la Chinita bendita se va a quedar muy solita………. ya se fueron las callecitas del barrio Ricardo, Rubén, Carruyo y el Padre Ríos, no te vais a morir vos." un sentido testimonio de su arraigo en el corazón de los marabinos.
Redes sociales / Foto: Will Marval