Jueves 06 de noviembre de 2025
Al Dia

El alma maracucha en palabras: Un viaje por sus modismos y refranes

Tienen una forma de hablar única, caracterizada por el uso de palabras y expresiones propias con picardía y calidez

El alma maracucha en palabras: Un viaje por sus modismos y refranes
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

El tiempo avanza, las modas cambian y la tecnología redefine nuestras vidas, pero en Maracaibo hay algo que se niega a quedar obsoleto: la riqueza de su lenguaje. Para el maracucho, los modismos y refranes no son simples palabras, sino la esencia misma de su identidad, un código que trasciende el tiempo y las clases sociales.

La capital zuliana se comunica con un acento y un léxico inconfundible, distinto al de cualquier otra región de Venezuela. Es un lenguaje coloquial que enriquece el español con un toque local y vibrante, caracterizado por el voseo y una particular cadencia caribeña.

Un diccionario propio, lleno de sabor

Más allá de los modismos, los refranes populares son la columna vertebral de la picaresca zuliana. Se emplean para describir situaciones únicas, a menudo relacionadas con el intenso calor o la peculiar viveza local. Son expresiones chistosas y directas que pintan un cuadro de la realidad con humor:
• "Estáis más clarito que un bombillo de 500″: para describir a alguien que se ha equivocado de manera evidente.
• "Más lento que un Alka-Seltzer en vaso de chicha": para una persona que se mueve con extrema lentitud.
• "Está más rascao que oreja e´ perro": se dice de alguien con muchos tragos.
• "Sois más ordinario que una hallaca amarrá con teipe": para referirse a alguien sin modales.

Un lenguaje sin barrera

Quizás lo más fascinante del dialecto maracucho es su transversalidad. No importa si la persona proviene de un barrio popular al sur de la ciudad o de una urbanización de clase alta al norte, el lenguaje es el mismo. El tono, las expresiones y los modismos no conocen divisiones sociales. El "maracucho rajado" y el "sifrino" se entienden a la perfección bajo el mismo código.


Incluso en la era de la globalización y las nuevas tendencias, la autenticidad maracucha se mantiene firme. Nombres de las nuevas generaciones como Neymar o Karol G conviven con un dialecto ancestral, demostrando que la cultura local se adapta y perdura sin perder su esencia.

La forma de hablar de los marabinos no es solo una jerga, es un testimonio vivo de su historia y una forma original y única de ver el mundo. Un lenguaje que, sin duda, es tan cálido y vibrante como el sol que ilumina su tierra.

El vocabulario maracucho es un tesoro de expresiones únicas que un visitante debe descifrar. ¿Quién no ha escuchado un "¡Qué molleja!" para expresar asombro, admiración o indignación? Esta exclamación, junto a otras como "¡A la vaina!" o "¡vertale!", son la banda sonora de la vida diaria en la ciudad.
La singularidad va más allá de las exclamaciones. En Maracaibo, un "ventilador" es un abanico, un "pastel" es un cachito y las "tajadas de plátano" son friticas.

Para referirse a la Virgen de Chiquinquirá se usa cariñosamente el término Chinita y para nombrar a un amigo se le dice mi arma. La velocidad se mide en "esmollejao" y el dinero se llama cobres. Incluso, un "helado" puede ser un duro frío.
Términos como mollejuo (para algo grande o molesto), sebillo (un lugar indeterminado) o lampazo (que alude a la suciedad) son la prueba de que el ingenio marabino se reinventa con cada frase.

NAD/Maracaibo Historia y Leyendas/Fotos: Cortesía

Noticias Relacionadas