Lynda Carter es mucho más que la actriz que encarnó a la Mujer Maravilla en la televisión de los años 70. Su interpretación de Diana Prince entre 1975 y 1979 no solo marcó un hito en la cultura pop, sino que redefinió el papel de las mujeres en la pantalla chica. En una época dominada por héroes masculinos, Carter se convirtió en un ícono de fuerza, belleza y empatía, llevando el traje rojo, dorado y azul con una dignidad que trascendía la ficción.
Antes de conquistar la televisión, Carter fue coronada Miss USA en 1972, lo que le abrió las puertas a Hollywood. Su carrera como actriz se consolidó con Wonder Woman, pero también ha brillado como cantante, activista y figura pública. A lo largo de los años, ha enfrentado desafíos personales como la lucha contra el alcoholismo y la pérdida de su esposo, el abogado Robert Altman, en 2021. Lejos de ocultar sus heridas, ha hablado con franqueza sobre ellas, convirtiéndose en una voz poderosa en temas de salud mental y derechos de las mujeres.
Lo que más sorprende de Carter hoy es su apariencia: a sus 74 años, sigue irradiando una energía juvenil que desafía el paso del tiempo. Su piel luminosa, su melena oscura y su porte majestuoso hacen que muchos se pregunten si el tiempo simplemente decidió no tocarla. Pero más allá de lo físico, lo que realmente no envejece es su legado. Lynda Carter no solo fue la Mujer Maravilla: es una mujer maravillosa que sigue inspirando a nuevas generaciones con su fuerza, autenticidad y luz propia.


