Lunes 10 de noviembre de 2025
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Seguridad vial y datos en ruta: el reto de convertir la información en prevención

Según la European Commission, en su informe sobre indicadores clave de seguridad vial, aún existen brechas significativas en el cumplimiento de normas de tráfico en Europa: factores como velocidad, distracción, uso de cinturón o casco siguen siendo puntos débiles.

Seguridad vial y datos en ruta: el reto de convertir la información en prevención
Seguridad vial y datos en ruta: el reto de convertir la información en prevención
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La gestión de flotas profesionales vive una sacudida silenciosa pero potente. Los caminos ya no solo se recorren con ruedas y combustible, sino con sensores, bits y señales.

En este escenario, la empresa Radius alberga una ventaja clave: aplicar soluciones de conectividad adaptadas al negocio, Radius España, al mismo tiempo, permite que esa pila de datos deje de ser solo “más información” para convertirse en prevención activa.

Según la European Commission, en su informe sobre indicadores clave de seguridad vial, aún existen brechas significativas en el cumplimiento de normas de tráfico en Europa: factores como velocidad, distracción, uso de cinturón o casco siguen siendo puntos débiles.

Paralelamente, el volumen de vehículos en circulación en la Unión Europea sigue aumentando y envejeciendo: el informe de la European Automobile Manufacturers’ Association (ACEA) señala que el parque vehicular comercial y el de transporte pesado creció un 3,2 % respecto a 2020.

Ese contexto, más y más vehículos, más datos, y normas que apremian, plantea un reto claro: ¿cómo convertir toda esa información en prevención real en carretera?

El dolor de la ceguera operativa en flotas

En muchas empresas que gestionan flotas, sigue operando una lógica reactiva: se actúa tras el accidente o la infracción, no antes.

Los datos se acumulan en informes que llegan semanas después, sin traducirse en alerta temprana ni cambio de comportamiento.
El estudio de Geotab muestra que las flotas que aplicaron sistemas de seguridad basados en inteligencia artificial lograron una reducción del 40 % en la tasa de colisiones.

Si la estadística es contundente, la paradoja lo es aún más: con tanto dato disponible, la prevención sigue siendo la excepción más que la norma.

Datos en tiempo real: ¿se está escuchando la carretera?

Una flota conectada genera decenas, cientos o miles de parámetros: velocidad, frenadas bruscas, ángulos de giro, tiempos de descanso, localización, mantenimiento, etc.

El reto es que ese caudal de datos deje de ser ruido y se convierta en señales que “griten” cuando algo anda mal.

La normativa europea, con el Regulation (EU) 2019/2144, exige que los nuevos vehículos estén equipados con sistemas de supervisión de conductor que capten fatiga, distracción o inatención.

Olvidar esa capa de “escucha constante” equivale a seguir conduciendo con los ojos cerrados: la prevención queda limitada a lo que ya pasó.

Integrar conectividad y cultura de seguridad

La tecnología sola no sirve si no va acompañada de un cambio de mentalidad: flota conectada no significa solo “vehículos conectados”, sino que cada ruta, cada parada, cada comportamiento es registrado, interpretado y usado para actuar.

Un ejemplo: la telemática que ofrece alertas en tiempo real de conducción agresiva o fatiga puede ser el aviso antes de que ocurra el primer golpe.

En Europa, flotas que adoptaron video-telematics con IA detectaron mejoras de seguridad notables: un 97 % de las grandes flotas reportaron un descenso de incidentes.

Ese tipo de integración, conectividad + análisis + cultura, es el camino para convertir datos en prevención, en lugar de simplemente en auditoría posterior.

Evaluar, ajustar y mantener el sistema en marcha

No basta con instalar sensores o plataformas: el sistema debe evolucionar.
Cada flota tiene su “ritmo”: tipo de vehículo, rutas, carga, países, regulaciones. Un sistema que no se adapte deja de aportar valor.

La “observabilidad” de los datos (no solo acumular, sino que alguien los interprete y actúe) es clave.

Según la caja de herramientas de la European Commission para seguridad vial, la “monitorización sistemática” es uno de los pilares para mejorar los indicadores.

Perfectamente adaptado al negocio, el sistema evita el efecto “una alarma de más” que se desactiva porque nadie la atiende: lo que antes era silbido de alerta se convierte en freno real al riesgo.

La carretera se está hablando en un idioma nuevo: el de los datos. Para las empresas de transporte, de reparto o logística, el verdadero triunfo no está en tener más sensores, sino en interpretar lo que esos sensores cuentan.

La prevención ya no es un ideal lejano: es una cuestión de diseño, tecnología y decisión.
Cuando cada curva, cada frenada y cada minuto al volante se traduce en información útil, el riesgo deja de ser una suerte y pasa a ser una variable controlada.

En ese punto, la seguridad vial deja de depender solo del azar o de la buena fortuna, y se convierte en un activo estratégico.

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