Martes 04 de noviembre de 2025
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Mirla Castellanos: “Uno se busca su destino, su suerte”

Es una artista que engalanó la televisión venezolana y el certamen del Miss Venezuela en sus años de mayor esplendor

Mirla Castellanos: “Uno se busca su destino, su suerte”
Foto: Mirla Castellanos
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Mirla Castellanos es una de las grandes artistas que engalanó la televisión venezolana y el certamen del Miss Venezuela en sus años de mayor esplendor; además, con su voz recorrió gran parte de Hispanoamérica y su interpretación del emblemático tema Venezuela se ha convertido en un himno junto al Alma llanera.

Desde Madrid, el periódico El Universal conversó con “la Primerísima”, quien se reencuentra con los medios a un año de la desaparición física del gran amor de su vida Miguel Ángel Martínez. Mirla Castellanos es una mujer que hizo historia, que es leyenda y en la tómbola del mundo tuvo mucha suerte: “Me enfoqué en una sola cosa; hacerlo bien, por eso me preparé, tuve disciplina artística y conté con muchas personas que me ayudaron con sus consejos. ¿Qué iba a triunfar o no?, eso nunca lo sabes”.

-En su época era más complejo ser cantante.
-Claro, quizás hoy es más fácil ser cantante y triunfar. Un aparato te ayuda a cambiar la voz, los tonos, las afinaciones. En mi época era distinto, yo aprendía a cantar e interpretar con muchos profesores. También me ayudó contar con un buen repertorio, a veces las casas disqueras me ofrecían canciones que no iban con mi estilo y las rechazaba, por fortuna me hicieron caso.

-Su madre, Carmen Aurora, sembró en usted la pasión por el canto.
-Es así, gracias a mi madre tengo esta profesión. A ella le encantaba cantar y decía que yo sería cantante, que me ayudaría a serlo. Este gusanito empezó cuando tenía cinco años.

-Entonces, cumplió el sueño de su madre.
-El sueño de ese futuro. Mi madre puso en mis manos un futuro bellísimo. Yo poco a poco fui aprendiendo, viajando, grabando discos, ganando premios. Dios se ha portado conmigo maravillosamente bien.

-Cuando uno revisa su historia, es curiosa la rivalidad que creó la prensa entre usted y sus colegas, en especial con Lila Morillo; de hecho, años después formó la agrupación las Grandes de Venezuela con Mirtha Pérez y Estelita del Llano, entre otras, y con Morillo encontré una bella presentación que realizaron en Sábado Sensacional.
-Es cierto que mis colegas de la época y yo éramos competencia, pero no enemigas. Nos teníamos que esforzar en cantar mejor, teníamos una competencia sana, bonita. La prensa siempre buscó títulos para vender. Hasta el día de hoy somos amigas, nos mantenemos comunicadas. En relación a Lila es una mujer con talento y profesional. Yo siempre respeté a mis colegas y aprendí de ellas.

-Cambiando el tema, sus hijos no se dedicaron al arte.
-A ninguno les gustó. Solo Mirla Dayana que trabajó con su papá. En cambio, a una de mis seis nietos, Federica, le encanta bailar, tiene talento, ritmo y oído, quizás ella, si sus papas la dejan, sea artista.

-Aunque la carrera artística es difícil, no solo basta con el talento, a veces también es necesaria la suerte.
-Uno se busca su destino, su suerte, uno debe prepararse. Mi carrera me la he ganado, no me cayó del cielo. Siempre he sido muy profesional, cuidé mi carrera, mis canciones, mis actuaciones, cuidé a mi equipo de trabajo y mi vida personal la mantuve en privado.

-Y en el mayor esplendor de la fama, ¿quién le puso los pies sobre la tierra?
-Mi madre me ayudó en esos momentos, me decía: “Cuidado con el ego, dentro y fuera de esta casa eres una persona común y corriente, no se desvíe”.

-En la tómbola de la vida fue afortunada en su carrera y en el amor, a pesar que en la mayoría de sus temas le canta al desamor…
-Yo estuve casada dos veces. Primero con Miguel Ángel Landa, seguimos siendo buenos amigos porque tenemos dos hijos, a quienes respetamos. Después me casé con Miguel Ángel Martínez, estuve cuarenta y cinco años casada con él, me dio una vida preciosa y me dejó una hija, Yolanda José.

-Ha pasado un año de su desaparición física…
-A veces me siento muy triste. Él fue mi gran compañero, me ayudó muchísimo en mi carrera. Ahora no lo tengo a mi lado. Hablé de esto con un cura, me dijo que el pensamiento y el recuerdo son más fuertes, pero él se fue, ahora cómo lo beso, cómo lo abrazo… No está ya a mi lado, solo está en las fotos, en mi corazón y mis pensamientos.

¿Y cómo es su relación con la muerte?
-Me inquieta, me angustia. ¿Hay otra vida después? No lo sé, solo tengo una fe inmensa en mi pecho. Ojalá, si existe otra vida me encuentre con mi esposo.

-¿Y con la vejez?
-Tengo 84 años, nací en 1941. Nunca he ocultado mi edad porque la cara no me ayuda. Siempre me cuide: no tomo, no fumo, tampoco me trasnocho ni parrandeo; la gente pensará que fui una mujer muy aburrida. Yo no tengo complejos, no me importa que la gente me diga que estoy viejita, al contrario, si estoy viejita es porque estoy viva.

-Finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Mirla Castellanos?
-Es una ventana bonita, libre de problemas y cosas feas. Veo la vida por mi ventana: el sol, la lluvia, los animales. Pero también cuando me veo al espejo, veo lo que Dios quiso de mí y cada día me doy ánimo: “Mirla tienes que seguir hasta al final, para que en tu lápida se escriba: ‘¡Valió la pena!’”.

Noticia al Día/El Universal

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