A finales de la década de los noventa, el sur de Italia enfrentaba una creciente desconexión entre la juventud y el hábito de la lectura. Ante este panorama, Antonio de La Cava, un profesor jubilado, decidió que no podía quedarse de brazos cruzados y emprendió una misión personal para acercar la literatura a los rincones más apartados de su región natal, Basilicata.
Para materializar su visión, De La Cava contó con el apoyo de un artesano local para transformar una antigua camioneta de reparto en una biblioteca itinerante. Este vehículo, diseñado específicamente para transitar por rutas de difícil acceso, se convirtió en la herramienta principal para alcanzar a los niños que viven en las zonas más remotas y carentes de infraestructuras culturales.
Desde su puesta en marcha en 1999, el vehículo ha sido apodado cariñosamente como la biblioteca más pequeña de Italia. A lo largo de más de dos décadas, el docente ha recorrido gran parte de la geografía regional, visitando 121 de los 131 pueblos que conforman Basilicata, atendiendo invitaciones de escuelas y autoridades locales que valoran su labor pedagógica.
El sistema de funcionamiento de esta iniciativa se basa en la confianza y el compromiso constante. De La Cava presta cientos de libros y regresa mensualmente a cada localidad para recoger los ejemplares y entregar nuevos títulos. En su trayectoria destaca un viaje emblemático hacia la ciudad de Nápoles, una travesía que le tomó once horas de conducción para llevar su mensaje educativo más allá de sus fronteras habituales.
En declaraciones recientes, el profesor manifestó que su sueño es expandir esta ruta por todas las provincias italianas donde los índices de lectura se sitúan por debajo de la media europea. Su objetivo no es solo distribuir textos, sino también inspirar a las nuevas generaciones para que retomen el oficio de bibliotecario y mantengan vivo el interés por el conocimiento impreso.
De La Cava sostiene que, si bien la inteligencia artificial y los nuevos medios de comunicación son herramientas extremadamente útiles en la actualidad, estos no pueden reemplazar el encanto y la profundidad de los libros. Para el docente, fortalecer la identidad cultural y el pensamiento crítico a través del estudio y la lectura profunda es hoy más necesario que nunca para enfrentar los retos del futuro.
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