Es un lugar de Maracaibo donde el tiempo parece haberse detenido, una cuadra con la singularidad de tener dos plazas seguidas, una después de la otra, separadas por una callejuela, al fondo se asoman las torres y el campanario de la iglesia Santa Lucía.
Vas por Bella Vista, te la encuentras a la derecha, Plaza de Juan Crisóstomo Falcón, un regalo del estado que lleva su nombre en el marco del primer centenario de la muerte del prócer zuliano, Gral. Rafael Urdaneta, un 23 de agosto de 1945. Sigues y separada por una callejuela viene la segunda plaza de las ciencias, las artes y los oficios, pero, en Maracaibo, se le conoce como La plaza de la muñeca. Una mujer con una antorcha en la mano derecha mira hacia el lago.
Las bancas acusan el paso de los años, en ellas se guarda el recuerdo de tertulias y amantes besándose en las madrugadas con el bullicio de Santa Lucía como fondo.
Las casas de ventanales altos y grandes puertas, donde los colores intensos se estrellan en los ojos, cuando llueve por las gargantas y las bocas de sus gárgoles salen chorros de agua que bañan las calles, el chico corretea con dirección a la bodega.
La Plaza de la Muñeca en Maracaibo tiene una historia muy interesante. Fue creada en 1910 y su nombre original era Plaza La Libertad. Sin embargo, la gente de los barrios de Santa Lucía y El Empedrado la bautizó con un apodo que se le quedó para siempre: "Plaza de la Muñeca".
¿La razón? Una estatua en lo alto de su obelisco que se parece a la Estatua de la Libertad de Nueva York, y los locales la apodaron cariñosamente como "La Muñeca".
Esta plaza es considerada una de las más icónicas de la ciudad, al nivel de otras muy importantes como la Plaza Bolívar, la Urdaneta y la de La República, según el cronista de Maracaibo, Julio Portillo.
Aunque en el pasado fue un lugar muy popular, especialmente cuando el cine Imperio estaba abierto justo enfrente, hoy en día casi nadie la visita. Es un espacio que, a pesar de su historia y belleza, ha caído un poco en el olvido.
JC
Con IA