Este miércoles 30 de julio, la ciudad de Birmingham se volcó para dar el último adiós a su hijo predilecto, Ozzy Osbourne, la leyenda del heavy metal y líder de Black Sabbath. El músico, quien falleció el 22 de julio a los 76 años tras ser diagnosticado con Parkinson en 2019, recibió un emotivo cortejo fúnebre público antes de ser sepultado en una ceremonia privada.
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El cortejo, que comenzó a la 1:00 p.m. hora local (1200 GMT), partió de un itinerario planificado con la familia del músico, pasando por el icónico puente Black Sabbath.

El coche fúnebre y los vehículos que lo acompañaban fueron escoltados por la banda local Bostin’ Brass, que interpretó música en directo, añadiendo un toque solemne y emotivo al recorrido.

Familiares cercanos, incluyendo a su viuda Sharon Osbourne, su hijo Jack Osbourne, y su hija Kelly Osbourne, acompañaron el recorrido, visiblemente conmovidos por las innumerables muestras de cariño de los miles de fans que se congregaron.

La multitud coreó su nombre y compartió recuerdos, evidenciando el profundo impacto que el "Príncipe de las Tinieblas" dejó en generaciones enteras de seguidores del heavy metal. Los familiares también se detuvieron en el puente de Broad Street para colocar flores junto al monumento dedicado a Black Sabbath.

"Ozzy era más que una leyenda de la música, era un hijo de Birmingham", declaró el martes Zafar Iqbal, alcalde de la ciudad, resaltando la conexión inquebrantable entre Osbourne y su lugar de origen. Tras el cortejo público, la leyenda del rock será enterrada en un funeral privado, cerrando así un capítulo en la historia de la música.

"Para la ciudad era importante celebrar un homenaje digno y acorde" a este músico, dijo el regidor.
"Sabemos lo mucho que este momento significa para sus aficionados. Estamos orgullosos de celebrarlo aquí con su querida familia, en el lugar donde todo comenzó", declaró Iqbal.

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